Las tasas de cerámica están hechas de arcilla, que se moldea y luego se cuece a altas temperaturas en un horno para que adquieran su forma y durabilidad. El proceso de cocción hace que la arcilla se endurezca y se convierta en un material resistente y duradero.
Una tasa de cerámica típica tiene una forma cilíndrica con un asa en un lado para facilitar su agarre. Puede variar en tamaño, desde pequeñas tasas para espresso hasta tasas más grandes para café con leche o tés.
La cerámica es apreciada por su capacidad para retener el calor, lo que ayuda a mantener las bebidas calientes durante más tiempo. Además, la cerámica no altera el sabor de las bebidas y no desprende sustancias tóxicas, lo que la hace segura para su uso con alimentos y bebidas.
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